1º Potabilización y purificación de agua. Aunque el agua del grifo de las poblaciones se pueda beber sin que nos produzca infecciones o problemas inmediatos, hay cuestiones que nos van a perjudicar sin ninguna duda.

Es innegable que los pesticidas, sustancias tóxicas y metales pesados procedentes de procesos industriales, de tratamientos agrícolas y desparasitaciones, pueden aparecer en cualquier parte del sistema biológico de un modo inevitable. Eso sin contar el controvertido flúor que agregan a las redes. 

La cuestión es que si tratamos el agua del grifo con una o dos gotas por litro, vamos a neutralizar un buen número de agentes nocivos para nuestra salud.

Para los gérmenes es suficiente con una gota por litro, sin embargo , para otras cuestiones será necesario agregar más cantidad. 

El procedimiento es sencillo, se pone el agua en un recipiente que no sea metálico y se agrega el clorito de sodio ya reaccionado y se mueve para asegurarnos de que se produce la mezcla. Entonces se tapa para que no entren nuevos gérmenes y se deja durante un día en reposo antes de que la utilicemos.   

2º Eliminar restos de pesticidas y gérmenes en frutas y verduras. La agricultura actual, para garantizar la rentabilidad de las cosechas, utiliza pesticidas para proteger los cultivos, de parásitos y plagas. Según casos, se suelen aplicar los pesticidas periódicamente a los cultivos, durante todo el tiempo que dura su crecimiento y solamente cesan las aplicaciones unos días antes de la recogida. Es cierto que la mayoría de los pesticidas que se emplean para frutas y verduras son biodegradables y, pierden mucha toxicidad al cabo de unos días. Sin embargo, como dice el dicho, “Donde hay siempre queda”, y es de sentido común asumir que siempre van a quedar residuos de estos químicos que nos van a perjudicar.



Reaccionado el clorito y agregado a un recipiente con agua, podemos neutralizar los restos de pesticidas, dado que esta mezcla es alcalina y muy reactiva y los tóxicos y pesticidas son de tipo ácido, justo lo opuesto. 

El clorito de sodio o el dióxido de cloro, es una de las pocas sustancias aprobadas por la USDA y la FDA, para el contacto directo con alimentos como frutas, verduras, carnes y aves. No altera su sabor ni olor.

El procedimiento para aplicarlo en el hogar es sencillo. Se pone en un recipiente seco de plástico, vidrio o cerámica (Nunca metálico), clorito de sodio y ácido clorídrico al 4% a partes iguales (También puede utilizarse ácido cítrico al 30%, con los mismo resultados. La cantidad total de cada sustancia irá en proporción a la cantidad de líquido a tratar pero, como orientación, para neutralizar pesticidas de las frutas y verduras y también, para acabar con gérmenes y hongos, se pone entre 0,5 y 1 ml por litro. Esto puede ser algo bastante adecuado para producir una buena neutralización. 

Seguidamente se añade agua sin clorar y se remueve un poco. Después, durante unos minutos se sumergen las frutas o verduras a tratar, procurando que el líquido entre en contacto con toda la superficie del producto a tratar. Brócolis, coles, uvas, manzanas, albaricoques, ciruelas, nísperos, lechugas, apio, acelgas, espinacas, tomates, patatas… Y muchos más, suelen ser tratados con pesticidas y por tanto, es muy conveniente hacerles este sencillo tratamiento. Después, esa agua con clorito la podemos utilizar durante 24 horas, siempre que se mantenga a menos de 10º de temperatura.

No siempre tenemos economía suficiente o acceso a productos ecológicos pero, con este procedimiento, al menos, tendremos la garantía de que las frutas y verduras que comamos no nos están perjudicando. No olvidemos que la mayoría de los pesticidas entran en las cadenas tróficas y además suelen ser acumulativos.

3º Desinfección de neveras y cámaras frigoríficas. Podemos reaccionar el clorito de sodio con ácido clorhidrico y hacer una disolución con agua como hemos explicado en el párrafo anterior. Después, podemos poner la mezcla en un atomizador y fumigar el interior de la cámara. Los gérmenes desaparecen y los alimentos permanecerán más tiempo en condiciones. Se evitarán putrefacciones aceleradas o prematuras

Para que llegue el dióxido por todas partes de la cámara, incluso por dentro del circuito de refrigeración y recirculación del frío, también se puede poner en un recipiente plástico o de vidrio, una porción de clorito y ácido clorhidrico. Dejar que vaya fluyendo el dióxido de cloro de la reacción y que se vaya distribuyendo, tal vez, con el sistema de ventilación en marcha. 

Si el recipiente se pone al baño maría dentro de un recipiente mayor con agua tibia, la mezcla de clorito y ácido permanecerán más tiempo emitiendo dióxido de cloro.



En las neveras no frost el propio sistema se encargará de extenderlo por todo el sistema. No hay que olvidar que la vida en sus diversas formas prolifera en los medios más inesperados. Las neveras y cámaras frigoríficas tienen su propia fauna de microorganismos: hongos, bacterias, virus…